Diccionario histórico de la lengua española

Español¿Quién es esa señora?

LavanderaEs quien es.

Español¡Oh pese a la grulla, si lo sabía, callaba, por mi honra! ¡Esa fruta no se vende al puente!

LozanaNo, por mi vida, señor, que agora pasé yo por allí y no la vi.

EspañolBofetón en cara ajena.

margarita ¿Tú quin xer / y vos qui porer ajer, / patanax, viyaca borde? / ¿bufitón quierex haber / qui para xempre ti acorde?

Centurio .¿Qué fue? Fue, que juro a la santa letanía, que no he dexado botica en todo el burdel que no he buscado aquella vellaca; y aun boto al santo martilojo, que este guante de malla me calcé para dalle dos pares de bofetones, por no ensuziar las manos en aquella puerca, que las tales no se han de castigar sino de pomo de espada o tanto *del bofetón de guante, hasta hazella escopir la malla a bueltas de las muelas y dientes.

Perucho . Zun, zun, zun, / en dientes buscáis algún / bufetón me llebaréis.

Coristán Yo de lleno en lleno di; / fue tanta su alteración, / que mil vezes me metí / de llevar un bofetón.

SENSUALIDAD Tenlo, tenlo, ¡bofetón!

Pues dexo á parte los muchos é malos tratamientos que reciben, que no quiero hablar en ello, porque seria nunca acabar, que nunca les falta el bofeton y remeson o palo.

Yo y Toribuela, la hija de Anton, / assi en poca cosa mos ymos queriendo; / do quier que me vee arremete corriendo, / y luego me assienta vn buen bofeton; / mas no me tengays por tan bouarron, / que ella tampoco se vaya quexando; / do quier que la apaño la lleuo rastrando, / y coce, y puñada, y buen repelon.

¿De sólo un bofetón os sentís? Cata que aún no conoscéys mi mano.

¡Ay, ay, qu'encaxa bien un bofetón!

MOÇA: Pues toma este bofetón.

/ Tomóle el dedo en la boca, / Fuertemente le ha apretado: / Con el gran dolor que siente / Un bofeton le ha amagado.

—Ladrón, ¿bofetón a mí?, ¿a mí bofetón?

Porque vn boffetón, palos o cuchilladas, solamente offenden el cuerpo, y son casos y accidentes que ninguno se puede guardar d'ellos.

Con ser contra Dios la injuria / se rindió a nuestras pasiones, / sufrió palos, bofetones, / y por mitigar su furia / murió puesto entre ladrones.

/ Ya te ves sin libertad, / entre hierros apretado, / pobre, desnudo, cansado, / lleno de necesidad, / subjeto a mil desventuras, / a palos, a bofetones, / a mazmorras, a prisiones, / donde estás contino a escuras.

— ¡No es mala mercadería / Por un bofeton de un pobre / Henchir mi bolsa vacia, / Que haré otro tanto con Jove, / Por otra tanta cantía! / Mas es de considerar, / Si un pobre así gratifica, / ¿Que hará el que fuere rico? /

Al raso pues adonde dieron vista / Le llamaron el valle de la Vieja, / Por una que prendieron en la puente, / Mujer negociadora que tractaba / Por aquella comarca como muchas / Vïudas allí tienen de costumbre; / Mas, en aquel vïaje, de sus tractos / Otros arrebataron la ganancia / Quitándole preseas que valian / Arriba de mil pesos de buen oro, / Y si por cambio dellos algo dieron / Seria bofetones el retorno, / Porque les diese largas relaciones / De lo que la provincia contenia, / Y ella les declaro por cosa cierta / Ser su prosperidad engrandecida, / Pero los moradores belicosos / Y prestos siempre para su defensa. /

[...] y pues la bestia no ha de ser al principio impuesta en buen servicio con sola palabra, sino que ha menester palo que la amedrente, mas no que la espante, ansí los muchachos, que no tienen cobrado amor con la virtud, con miedo han de ser refrenados de las malas costumbres, y, si no bastan palabras ni amenazas, débeseles poner la mano del azote bien sentible, mas no de manera que los fatigue mucho, ni con golpes ni puñadas ni con bofetones en las caras ni otros abarramientos o acoceamientos, porque por la mayor parte tales castigos sirven más de venganzas con pecado del que los da que de correción del que los recibe.

Por la qual es reprehendido en semejante tiempo el reñir o dezir malas palabras a los criados, y mucho más el castigallos con bofetones o porrazos, que es como una manera de mandar, y querer exercitar su jurisdición.

¿Quién adereza el rostro, quién se engalana y pule, si se acuerda de vuestra desnudez, de cuán cárdena y denegrida de golpes y bofetones estaba vuestra cara?

A persona no pregunté que no me socorriese con una puñada o bofetón.

Estauase grandes ratos en oracion, de rodillas, y en pie, dezianle como podia sufrirlo, y respondia, quien estaua despauilando candelas sin arrimarse, y sin sueño toda la noche en tanto que se jugaua, y jugaua, y aun renegaua, y todo en seruicio del demonio, y el premio o el barato de un trabajo tan caro era vn bofeton, o vna palabra que lastimaua el alma, y despues la postrera paga que se esperaua era el infierno, a cuyo Señor se hazian los mas de aquellos seruicios, y cuyos maytines se rezauan, que puede hazersele dificultoso a quien ve trocado todo esto, en tan feliz cambio? Vino por su gran prudencia a que los religiosos le escogieron por su prelado, muchas vezes.

/ Que lo que es el bofetón / no es afrenta en ocasión / que tanto mi honor declara, / sino que escribió en mi cara / mi lealtad y su traición.

LEONORA Mas que busca un bofeton?

Quedéme con ello como con las coces y bofetones.

Loco Ah bellacos, ¿esto pasa? / No ha de quedar hombre en casa / que no lleve bofetón.

Muchos españoles sacaron desbaratadas las çejas y narizes y estropeados los braços a tizonazos; otros alcançaron grandes puñadas, bofetones, pedradas o palos, cada cual según le cupo la suerte de tan cevil * mercado, como dentro en sus casas, sin pensarlo ellos, se les ofreció.

AYNORA: ¿No es mejor que un bofetón / de toda afición ajeno?

Otros despojos sacó Cristo de la guerra, que es lo que divide a los suyos, los que él mostró después de resucitado: Videte manus meas; los que la Iglesia canta: Spina, clavi, lancea mite corpus perforarunt; crux fidelis, inter omnes. Los despojos fueron bofetones, azotes, hiel y vinagre y cruz.

Si pidieren bofetón, denlo con mucho sentimiento de su corazón y consideren cuán a costa de su sentimiento y dolor aquel hermano se mortifica.

[...] mientras duró la misa estuvieron sentados todos los prelados que asistieron á este solemnísimo acto, en un banco al lado del Evangelio, junto al altar mayor, y acabada, Su Majestad envió llamar al duque de Lerma, con el conde de Ampudia, su nieto, para que fuese padrino del príncipe, á quien confirmó el cardenal besándole, en lugar del bofetón, y con perdonársele, del temor que tuvo á las vendas y vela diciendo le querían sangrar, lloró un rato, y de suerte que fué menester que su aya se levantase á callarle, trayéndole á una silla de brocado baja puesta á los pies de su padre, donde estuvo sentado todo el tiempo que duró la fiesta, la mayor parte dormido, con la mano encima del brazo de la silla [...].

Tuuo la chrisma el Obispo de Cuenca, y fue el padrino el Duque, y con ser pequeño el bofetón, lo sintio, y lloro como caso tan nueuo.

¡Oh buen Dios, y qué aflición es ésta tan grande! No sé a quién poderla comparar sino al demonio que se le dio al glorioso Pablo que le atormentase y abofetease y que le fuese y sirviese de estímulo de carne y que pueda decir un tan gran sancto que siente leyes diferentes en lo de afuera que repugnaban y contradecían a las leyes y querer de adentro. Y lo que yo voy diciendo de falta de voluntad y querer que en lo de afuera puede tener esta tal persona, también parece que nos lo muestra san Pablo en aquellas palabras que dice: Datus est michi stimulus carnis, qui me colaphizet;un demonio que me abofetea. Esta palabra, bofetón, arguye dos cosas: la primera, falta de libertad y poder defenderse de los bofetones el que los recibe.

/ Pregunta Garzeràn, y a fuera aguarda, / El Moro le responde seys florines / Por ver el arca, que otro tiempo en guarda / Tuuieron los alados Serafines, / Sino los tienes (prosiguiò la guarda) / Como a esta puerta la rodilla inclines, / Y vn bofeton esperes de mi mano, / Sin el oro podras entrar Christiano.

Dos maneras hallo yo que hay de herir a otro: o con instrumento, como con un palo, spada, piedra y otras cosas desta manera, o sin instrumento, como herirle con una puñada, con un bofetón o darle una calabazada con vuestra cabeza.

/ Cuál de coces le da, cuál empellones, / Cuál torpe y descortés le desconsuela, / Cuál donaires le dice, cuál baldones, / Cuál sus barbas gravísimas repela, / Cuál le afrenta con duros bofetones, / Cuál con mayores ímpetus anhela / A mayor daño; y el Cordero manso / Calle, sufre y camina sin descanso.

/ Allí le dan crueles empellones / Y le dicen palabras desmedidas; / Oféndenle con duros bofetones / Y desprecios y burlas atrevidas: / Afrentas buscan, buscan invenciones / Nunca pensadas y jamas oidas, / Con que dalle dolor, causalle pena, / Y el infierno las halla y las ordena.

/ Detente, y considera qué padece, / Y padeciendo le verás baldones: / ¡Ay Dios! El que infinito honor merece, / ¿Injurias sufre, sufre bofetones? / Más que á llevarlos con amor se ofrece, / Y por manos de seis fieros sayones / Azotes cinco mil y más recibe: / ¿Quién esto ve que espanto no concibe? / Y advierte que por tí, que un hombre triste / Eres y al cieno vil por padre tienes, / Padece Dios; y ahonda en qué consiste / El orígen primero de tus bienes: / Es la sangre rëal de que naciste / Y la prosapia ilustre de que vienes, / De tí ambiciosamente celebrada, / Tierra y polvo y ceniza y humo y nada.

/ ¡Con qué afrenta y aflicción / pasarás por su aspereza! / Porque sospecho que son / juntas mujer y pobreza / sobre mentís; bofetón.

[...] lo uno, porque, como dicho he, días había que el padre se recelaba y las había topado algunas veces a la ventana parlando y haciendo señas a mi casa, lo cual les había costado ya algunos bofetones y porrazos, y había clavado una vez la ventana, que a tal caso era apta.

SOys piedra fundamental, / y como piedra sentis, / pues vn bofeton sufris / de vn vasallo desleal.

Algo desto significaba aquel demonio que le dejó Dios a san Pablo, que le [57r] abofetease, como él propio confiesa: Ne magnitudo revelacionum extolat me, datus est michi estimulus carnis meae, angelus satanae, qui me colaficet; porque con la consideración de las revelaciones altíssimas no me levante, me dejó Dios un alguacil y ángel de satanás, que me humille, que me rinda y tenga con sus golpes y bofetones sujeto, de suerte que no me pueda levantar a mayores contra la persona principal que en mi alma está hospedada, que es de nuestro gran Dios.

T eodoro . Tan poco / que te siento y no te entiendo, * / pues no entiendo tus palabras, / y tus bofetones siento; / si no te quiero te enfadas, / y enojaste si te quiero; / escríbesme si me olvido, / y si me acuerdo te ofendo; / pretendes que yo te entienda, / y si te entiendo soy necio.

T ristán . Por ciertos bofetones / el amor de tu dueño conjeturan, / y pensando que soy de los leones * / que a tales homicidios se aventuran, / tu vida me han trocado a cien doblones, / y con cincuenta escudos me aseguran.

¡O ydeputa, traydor, el vellaco que le esperase un bofetón! A fe, señor, que tenemos bien en qué entender con este demonio, según es de grande y despavorido; y acuérdese lleva jurado le ha de hazer como aquellas albondiguillas que comimos esta noche.

/ Bien mío, yo te prometo / si es tu bofetón agravio, / de vengarle en mi persona, / tus azotes imitando.

/ Dile, al fin, dos puñaladas; / y, porque un infame viejo / —el cual dicen es mi padre— / quiso reprenderme de ello, / con un bofetón le puse / bajo mis pies, y sospecho / que es la cosa que en el mundo / me ha dado mayor contento.

QuiñonesCristina, menos gallarda; / que esa gallardía aguarda...Cristina¿Qué, mi rufo?QuiñonesUn bofetón.

Madrigal A un mentís, un bofetón.

Y ci tiene ojo de traydor o traydora, guárdese de ello; ci tiene ojo onrrado, serial de buen amigo, peor para el enemigo que con un bofetón derriuará.

/ Antes con mucha razón / os vengo a estar obligado, / pues dos palos me habéis dado / con que vengue un bofetón.

¿A mí bofetón? / Dase un bofetón / ¡Muera! ¡Ténganse! ¿Qué es esto? / Echa mano / No fue nada.

/ Pongo de vuestra passión / saliuas, açotes, sangre, / bofetón, espinas, cruz, / clauos, lança, hiel, vinagre.

/ Pagaráme el bofetón / aquella mano atrevida; / que el cielo me dará vida, / y mi cuidado ocasión.

/ Camafeo de la moza / ser el necio pretendía, / y a la verdad era feo, / aunque cama no tenía; / pero tenía un rasguño / del bigote para arriba, / que le hizo de merced / el padre de las pupilas; / y aun creo que al otro lado / le hubiera hecho otra firma, / a no tenello ocupado / con no sé qué niñería: / con un cierto bofetón / que en la casa de Sevilla / llevó, vencido en la entrada, / con las manos menos limpias.

A ti, postema de la humana vida, * / afrenta de la infamia y de la afrenta, / peste de la verdad introducida, / conciencia desechada de una venta, / ánima condenada, entretenida / en dar a Satanás almas de renta, / judísimo malsín Escarïote, / honra entre bofetones y garrote [...]. /

Ya la advertí que si la importaba callar lo haría, que hombre soy que sé dejar mi capa para cubrir defectos, y lo hiciera con ella mejor porque fui muy amigo de su marido; mas hame tratado tan mal, que he querido desquitarme con decir que es ella la misma Teresica de Manzanedo, asombro de Sevilla y gala del tablado, muy conocida en esta ciudad, y porque puede ser que yo me engañe, en la mejilla izquierda tiene una señal de una bofetada que le dio su marido por haber errado un papel, y acertó a traer una sortija con un diamante, con que vino a ser bofetón y cuchillada todo de un golpe.

Sancho Regalos / de bofetones a pelo / y advertid que dice el duelo / que a bofeton muerte o palos.

Salio de aquella casa porque la querían prender por los estelionatos, delitos en que este honbre la puso con bofetones y cozes y heridas, como se lo tiene probado con vna sentencia en fabor.

Treviño No lloréis, mocita, por un bofetón, / que pues yo tengo otro, yo lloraré por vos.

Dos ciudadanos principales contendían sobre cierto negocio, y el uno dijo al otro que mentía: el desmentido pagóle la advertencia con un bofetón.

/ Tus dos hermossas mexillas, / De azuzena y rosa vn tiempo, / Ya cárdenos lirios son / Entre un bofetón y vn beso.

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— ¡Y cómo si la ai, Ventura hipócrita! Antes es la que oi mas corre: tiénese por dichoso uno en ser rico, y es de ordinario un desventurado; cuenta el otro por gran dicha el aver escapado en mil insultos de las manos de la justicia, y es ésse su mayor castigo; "un ángel fué para mí aquel hombre,"dize éste, y no fué sino un demonio que le perdió; tiene aquél por gran suerte el no aver padecido jamás ni un rebés de la Fortuna, y no es sino un bofetón de que no le ha tenido por hombre el cielo para fiarle un acto de valor;tal dize "Dios me vino a ver,"y no fué sino el mismo Satanás en sus logros [...].

Dos Oficiales de los mayores de la Casa de la Contratacion de Sevilla, desmintió uno á otro, llevando el ofensor un bofeton de retorno.

/ El gaznate del Romillo / cualquier agravio se traga, / y aunque un bofetón le peguen, / es mozo que no repara.

Mas no lo pensó assí la caridad de Dios, que sufrirá un bofeton en su cara, y no dejará sin pronto castigo, un amago atrevido en un Rey, contra un Ministro de su palabra.

Por esso huvo quien bolvió vn bofeton á quien le dixo vna lisonja, y aun no se ha resuelto si la castigó condignamente.

Desarrebujeme de la capa, sacudí de ella las piltrafas más superficiales del aguacero, apretele dos bofetones a la gorra, di quatro patadas en tierra, miré a las nubes, y conjeturando en su ceñudo rostro, que duraría más de una hora su corage, me metí en el Claustro con la deliberación de entretener a la esperanza de la serenidad, o con la conversación de algún desembarazado Platicante, o en la contemplación de aquellos objetos que regularmente sirven de hermosura y de doctrina en las paredes religiosas.

Ha habido tiempo en que el dinero de las piezas no se cobraba, hasta que el poeta y el cómico reñian y se hartaban de bofetones.

— Mejor te han reconocido a ti el cogote —replicó el morisco—, que todavía te está echando humo del bofetón.

En suma, la Academia debió haber dejado la ortografía como se estaba, porque las reformas adoptadas por ella han sido otros tantos bofetones a la etimología, y otras tantas dificultades para el aprendizaje de las lenguas extranjeras, vivas y muertas.

Porque a cada marro * de la voz cae un bofetón, y llora si quieres llorar y llorando o riendo canta el día entero porque ése es tu oficio.

Sus palabras y sus ademanes estaban de vez en cuando sujetos a las mismas inconsecuencias excepcionales; y no pocas veces, en medio de alguna tormenta furiosa, que exigía todo el desarrollo de sus potencias y de su pasión, había repartido sus ¡god damn! con patadas y bofetones a sus marineros, sin acordarse de su Biblia, mucho más que cuando en medio del abordaje hacía correr la sangre de los combatientes, con los golpes filosos de su facon, o que cuando para mantener en su ruda gente la más perfecta subordinación hacía ahorcar algún sedicioso, ¡como Doughty en las vergas de su buque!

Una mirada en aquel lance equivalía a un bofetón, a un guante arrojado al rostro, a un desafío a muerte.

/ Parece la casa / Segunda Babel, / Llueven bofetones / Y palos también: / Pero aunque sucede / Lo que ustedes ven, / «Esposa y marido / Lo pasan muy bien».

La cosa no pasa de voces ó de algún bofetón, si no hay navajas; pero si las hay, habrá heridas y sangre y acaso muertes.

[...] pero la cólera hervía aún en el pecho del joven ofendido, y aquel desprecio lanzado por su enemigo delante de Clemencia le manchaba el rostro como un bofetón o un latigazo.

/ En fin, sobre el bofeton / Llevó su azotaina Juan... / Y era un sol el pobrecillo! / Y parecido á papá! / Al cabo de media hora / Se restableció la paz, / Y otra media se pasó / En mirarnos y callar.

El embajador del cacique Ramón y Bustos. Desconfianzas del cacique. Quién era Bustos. Caniupán. Otra vez el embajador de Ramón y Bustos. Un bofetón a tiempo. Mari Purrá Wentrú. Recepción. Retrato de Ramón. Exigencia de Caniupán. ¡Lo mando al diablo! Conformidad.

El pedagogo administra a buena cuenta un par de bofetones al chico, y más tarde cumple en él casi todo el mandato de su madre.

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lapo.a. Bofeton, golpe dado más bien que con fuerza, por venganza ó desprecio.

Mis únicas contrariedades eran las que pudieran ocasionarme un bofetón de mi tío, un regaño de mi madre o cualquier contratiempo en la organización de mis escuadras.

Por mi parte de buena gana habría correspondido con bofetones a los abrazos con que estrujaban a Inés aquellos gansos, cuya descripción no puedo menos de considerar ahora como indispensable.

Trijueque llegose a mí y con una sonrisa de brutal estoicismo que me hizo el efecto de un bofetón, me dijo [...].

[...] pero vino a aguar la fiesta el ruido estridente de un bofetón y una voz catarrienta que decía:

— ¿Te gustan villancicos, descocada? Pues sábete que rondador que te requiera de amores ha de entrar por la puerta sin escandalizar el barrio.

¡Oh, y qué elogios hacía aquel buen hombre de mis talentos caligráficos! ¡Y cómo ponderaba mi pulso, mi excelente ojo y aquella soltura con que despachaba en cuatro rasgos las más difíciles y para él inverosímiles imitaciones! Así es, que me traía en palmitas, regalábame copiosamente, y aunque a veces solía decirme las cosas entre una sofocante llovizna de bofetones, mi humildad y la mansedumbre cristiana que Dios me dio, le volvían a su pacífico ser y a sus bondades y deferencias conmigo.

Siempre he sostenido la necesidad de elevar la voz para que nos oigan, de alzarnos sobre las puntas de los pies para que nos vean, de presentarnos en todas partes para que nos toquen, mientras llega la hora sublime de los bofetones.

Rey sintió el bofetón.

■ La veleta se había doblado con los poderosos bofetones del huracán, y la flecha desquiciada y sin movimiento señalaba siempre al Norte.

— Me han gustado mucho estos bofetones: deseo que me dé V. cinco docenas más.

Mas apenas lo ha pensado, cuando el grupo se deshace, y se arma en la sala un vocerío tremendo; y sobre si muertoo si vivo; sobre si el saltoo si el quiebro, en un instante suenan diez bofetones, tres botellazos y cincuenta blasfemias.

En la traduccion, en las oraciones, en el repaso, en cada estacion, en fin, de aquel diurno calvario, había las correspondientes espinas, lanzadas y bofetones.

Gorión, procediendo a la inversa, echóse al hombro el peal alumbró tres chupadas al cigarro, que sonaron como tres bofetones, y dijo a Carpio [...].

Esa cara doble ofrece espacio para quinientos bofetones; esos ojos soslayados presentan ángulos y sesgos por todas partes; esas ventanas imperfectas de la nariz son troneras por donde entra y sale en forma de azufre pestilente el demonio que habita su cuerpo y mueve sus afectos.

Lentamente, recibiendo las piedras que el pueblo les arroja, los bofetones con guantelete de hierro que los señores imprimen en su rostro el día de Jueves Santo, va fermentando en su alma el odio callado y sombrío que tan de mano maestra pintó el gran trágico inglés [...].

— ¡Sinvergüenza, raída, eso de mí no lo aprendiste! —vociferó la enferma, algo desahogada ya después del bofetón.

No brilló en manos del vencedor la daga de misericordia, pero sí sonó, uno solo, soberbio bofetón.

El Magistral se puso en pie de repente: el tiempo volaba, lo acababa de sentir él como un bofetón [...].

■ Sufrirlo primero al otro, cada una de cuyas palabras había sido un bofetón, un latigazo en la cara, una escupida en la frente, tolerar de él en silencio que lo hubiese puesto overo, y como si no bastara todavía, como si aún no fuese suficiente tener que aguantar a la vieja ahora, verse obligado a estar oyendo con una paciencia de santo sus pavadas, los lloriqueos, las jeremiadas de la muy tilinga...

A un bofetón respondió Soria con una bala que el Comandante le devolvió en seguida.

Al oír sus razones / fueron para aquel necio / mis palabras, sangrientos bofetones; / mis ojos, puñaladas de desprecio.

Mi deber era poneros en los casos; y ya que os puse y no os espantan, digo que me alegro por el bien de esa inocente; y como no digo más que lo que siento, ahora mismo me largo en busca de su rastro, sin más miedo a los demonios del balcón que a los mosquitos del aire... Bofetones, afrentas y cruz sufrió Cristo por nosotros... Ánimo, y a sufrir algo por Él.

Por allí pasaban para ir a todas partes, y por allí volvían; y allí descansaban y allí departían; allí tomaban la mañana, y las nueve, y las diez, y las once, y la sosiega; y torcían sus aparejos, y compraban la parrocha, y levantaban empréstitos, y dejaban sus ahorros; y allí al volver de la mar, cargados con las artes y las ropas de agua, aguardaban las mujeres a sus maridos; las de los malos, para llenarlos de improperios a cambio de algunos bofetones; las de los buenos, con la comida en la cesta y el hijo más chiquitín en el otro brazo; porque estos marinerotes, aunque no tan finos de piel ni tan pulidos de palabra como los pescadores de poema, también gustan de tener sobre las rodillas al retoño más menudo y darle el bocadillo más sabroso, a la vez que ellos se zampan, aunque en lugar extraño, la puchera doméstica, sobre todo cuando cuentan con no cruzar las puertas de su casa en dos o tres días, lo cual acontece durante las campañas de mucha brega, como las del besugo.

El Berrugo no se anduvo con chiquitas: sin decir una palabra, pero con todas las trazas de recrearse en ello, y no para poner paz, sino para acabar cuanto antes lo comenzado, puntapié va a la una, bofetón al otro, silletazo por aquí, garrotazo por allá; hasta que alzándose los dos de repente, y como si un odio común los hubiera puesto de acuerdo, empréndenla con él, hechos dos furias; y allí, Pedro Juan, hubiera fenecido el desdichado sin necesidad del canto tuyo, a no llegar Antón, * que volvía de levantar un vallado en una heredad de la llosa Grande, y meterse por medio, con la ayuda que entonces se atrevió Luca a prestarle.

Detrás de la mano de Pedro Fernández había visto entonces la mano de Dios, que le impedía profanar con el escándalo de su vida su santa casa, y detrás del bofetón del mayordomo de Palacio tan sólo veía la mano del rey, que no era para ella una idea, sino un hombre, contra el cual se podía luchar, y al cual se le podía también vencer.

Jorge lo acompañó, mas al llegar a la plaza, fue derribado al suelo por un bofetón de Ricardo.

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Dejóse seguir la corriente por temor á los partidos extremos; se llegó al ultimatumsin que hubiera un Thiers ó un Cavaignac que cayera con estrépito por decir la verdad, intentando salvar á la Patria; y puestos ya en el caso de sufrir el bofetón en la faz de esta hidalga raza, ó de ir á la guerra con todas sus forzosas consecuencias, aceptamos el reto, creyendo vocingleramente que nuestro poder militar superaba al de los Estados Unidos, que sus escuadras se igualaban por lo menos con las nuestras, y que Europa entera inclinaría el peso de la balanza á nuestro favor.

No es pretendiente de oficio ni buscador de dotes, ni de estos que presentan ante una mujer como Demetria la cara enrojecida por el bofetón de otra mujer.

— Y que por ser liberal, protectora del Progreso, y por haberse declarado enemiga de esos malditos Muñoces, la tomó su hermana entre ojos, y la echó de aquí poco menos que a patadas, olvidando que si no es por Doña Carlota y su célebre bofetón, la Corona habría pasado a D. Carlos.

— La pedagogía —continuó Baranda— es la ciencia más complicada, la que exige mayor suma de conocimientos de todo linaje, empezando por la antropología y acabando por la estética. ¿Cuántas son las madres que saben de patología, de terapéutica, de higiene...? De los padres no hablemos. Se figuran que con aconsejar autoritariamente a los hijos, intercalándoles alguno que otro bofetón en el texto, están al cabo de la calle.

Y como entre casquivanos una palabra saca otra, y el último equívoco hiriente es por el primer bofetón, sucedió que de uno á otro agravio, con tacos en la mano, acabaron á tacazos, no siendo ninguno de los dos manco.

Advirtioselo su gentilhombre don Diego de Acuña, queriendo apartarle, y contestole Don Carlos con un bofetón en pleno rostro, lo cual agravió tanto al caballero, que a duras penas contuvo el impulso de hundirle en el corazón la daga, y fuese derecho al rey para hacer renuncia de su cargo.

Doña Francisca, mujer poco sufrida, de sentimientos hondos, fácilmente inflamables, no disimuló la quemadura en el rostro que el bofetón inglés le había causado, y con fiera dignidad de Reina ofendida protestaba del ultraje en formas iracundas.

Calisto / ¡Bendigo mi bofetón, / Y viva el amor!

Fue al pueblo con la caballeresca ilusión de pegarle al cura, y éste, que era un hombracho como un castillo, le ganó velozmente la acción, destrozándole con recios bofetones toda la cara, pateándole después, y de añadidura requiriendo a la autoridad para que le metiera en la cárcel, como se hizo, procesándole por agresión sacrílega.

— A ti sí que te voy a dar yo chapiteles —replicó Graziella , acentuando sus palabras con risas y un regular bofetón—. Ven acá, babieca; voy a enseñarte los palacios donde hallarás a la que es Madre tuya y mía y Maestra de todo el género humano.

Por fin cesó la granizada de bofetones, y D. Procopio, levantándose como pudo, se volvió a su casa, enseñando el puño a los curiosos que tanto habían reído a su costa.

Tremendo, terrible el alboroto; arrojados uno sobre el otro, menudearon por un momento los bofetones y puñadas... Corrió la gente, dispersa; agolpáronse al fin los decididos, y no sin pena lograron apartarlos.

Vuelta en sí a un palmetazo de revés en la frente, que fue un disimulado bofetón, preguntó la atribulada:

— ¿Te vas? ¿Adónde vas?

Y yo, aniquilado por la sacudida del violento bofetón, me sentí en peligro, y tuve que hacer grandes esfuerzos sobre mí mismo para no caerme cuan largo era.

Nada vieja; tampoco nada joven... Sobre el lado derecho de la cara, cogiéndole desde la sien hasta la comisura de los labios, y todo a través del carrillo, tiene —ya desde que nació— una mancha cárdena, de perfil tentacular, como huella flamante de un bofetón; un bofetón que, antes de salir a la vida, le dio el destino.

De esas Comisiones formaban parte ellos también, los buches, como los llamaba Crescencia, y nada tan moralizador y deliciosamente cristiano como ver a los mismos que pretendieron violar a las Cucas sin alcanzar otra cosa que bofetones y sus derivados, pedirse ahora a sí propios, pues ellos mismos eran las Autoridades constituidas, la expulsión fulminante de las que no lograron amancebar y prostituir, por serle ya intolerable al pueblo —el pueblo, con unos pocos más que ni abrían la boca, eran también ellos mismos— la presencia de tales monstruos .

Penosamente, Pepe Luis hizo memoria de su tropiezo con Rodrigo, del bofetón, y de los golpes con que castigara la ofensa, y de su rival de rodillas pugnando por librarse del manatí.

Lo demás fue muy rápido: un bofetón de Juan, tan brutal, que hizo tambalearse a Angustias y caer al suelo.

Apartó por último al Cid, que era el menor y bastardo, y al apretarle el dedo, el hijo le amenazó un bofetón.

El látigo, los bofetones, los azotes, las palmetas: todo esto va desapareciendo de nuestras costumbres.

¡Dios santo, cómo le ardía de pronto la mejilla del bofetón! ¡Y cómo le hirió de súbito la memoria el insulto recibido días atrás de la molinera con desdeñosa inconsciencia! ¿Qué era esto?... ¡Mil dedos se alzaban de pronto para señalarla y mil ojos guiñaban maliciosamente a su alrededor, y mil lenguas pronunciaban, en confusa algarabía, palabras inauditas, y mil risas estallaban por doquier en todos los tonos y timbres imaginables!

Guarde Dios lo fueran a encontrar espiando, tunda de golpes y bofetones la que le daban, antes de mandarlo a hacer gárgaras de muelas y sangre, o... no le pegaban, pero al sentirse sorprendidos se descaraban con él, para que les sirviera de tapadera.

No estorbes la obra del Paráclito: únete a Cristo, para purificarte, y siente, con Él, los insultos, y los salivazos, y los bofetones..., y las espinas, y el peso de la cruz..., y los hierros rompiendo tu carne, y las ansias de una muerte en desamparo...

El bofetón del Muecas la tiró al suelo donde empezó a llorar a grandes gritos que luego se convirtieron en lamentos inarticulados, en convulsiones y en un ataque de nervios disparatado, insoportable, mientras arañaba, mordía, desgarraba su ropa, se orinaba y el Muecas daba ciegas patadas en aquella masa viviente y agitada, sin conseguir cortar el paroxismo.

Así como suena, un bofetón; y no hablo en términos metafóricos ni me refiero a ninguna especie de bofetada moral (pues de éstas, ¿para qué habría de hacerse particular mención a la fecha?), sino de una literal y física guantada con toda la fuerza nerviosa de su delicada diestra; sí, con esos mismísimos y finísimos deditos de ángel, tan avezados al manejo de la máquina de escribir como a otra clase de tecleos que este su patrón y seguro servidor sabe no estimarle, agradecerle y recompensarle menos.

Esteban, luego de holgarse por última vez con Mademoiselle Athalie Bajazet y de morderle los pechos con una ferocidad que mucho debía al rencor, le había amoratado las nalgas a bofetones —tenía el cuerpo demasiado lindo para que pudiera pegársele en otra parte— por soplona y policía, dejándola gimiente, arrepentida y, acaso por vez primera, realmente enamorada.

No, no había dicho nada, se había quedado inmóvil junto a ella, y aunque era increíble todavía deseaba ayudar, hacer alguna cosa por Berthe Trépat que lo miraba duramente y levantaba poco a poco la mano, y de golpe la descargaba sobre la cara de Oliveira que retrocedió confundido, evitando la mayor parte del bofetón pero sintiendo el latigazo de unos dedos muy finos, el roce instantáneo de las uñas.

Gritaba como un poseído, fuera de sí, llorando, abriendo los brazos, sin defenderse de los bofetones.

Se oye el ¡guap! de un bofetón; la mano empuñada de la nana esta vez sí ha caído en plena cara del cipote que rueda de nalgas en el suelo.

Llegó a acostumbrarse a que de vez en cuando una piedra lanzada por Basilio lo rozara, que un bofetón de Melchor quedara estampado en su cara o que las uñas de la Berta, histerizada por su presencia, rasguñaran sus muslos.

La sorpresa me proporcionó una ventaja inicial, que su bofetón anuló con suficiencia.

Tú tienes que ser como mi madre, siempre vigilante: "¡Dorotea, aquí hay una telaraña! ¡Dorotea, encima del espejo hay dos telarañas!" Y si encontraba tres telarañas en la lámpara, bofetón y tentetieso.

¿Cuántas María González se resumían en ella? ¿Había existido verdaderamente una María González sirvienta en Comodoro? ¿Quién fue la chiquilina asustada que en ella habitara? ¿Y la mujer del camionero trashumante? Y ahora: adónde iba?, ¿cómo medir el tiempo vivido? ¡Qué tiempo, oh Dios! ¡Qué tiempo, desde el bofetón a Jorgelina hasta su entrega a Montoya!

Antes que ella pudiera siquiera intuirlo, la mano del capataz le había cruzado la mejilla con un par de bofetones que la lanzaron contra la pared.

Su bofetón fue mi gran argumento: la causa de todas mis futuras justificaciones.

A veces , eso sí , con incidencias sobreañadidas , como aquel soberano bofetón con que me saludó una paciente agitada , « manos locas no ofenden » , cuando salió del taxi en que la traían .

■ Lucía estaba en el portal. Cuando Galeb se decidía a una de sus aventuras, le afluía a los cachetes su insensibilidad para el posible bofetón de su suerte.

Cipriano, pese a su ojo dolorido con el bofetón, pese a su oreja casi desgarrada, pudo aprovechar la retórica del Mayordomo para volcar una silla en las tinieblas, perdiéndose detrás de vargueños y armaduras, huyendo escaleras arriba antes que el lacayo mayor lograra distinguir la identidad del culpable.

Y encima aquellos dos bofetones, y lo del vigilante, y sola allí.

De todas formas no lo consideró demasiadas veces y, al tiempo que tomaba aire, tramitó una veloz y firme mediavuelta regalándole de paso un bofetón mayúsculo al castrense que, reducido de esta inesperada forma a su mínima expresión terrena, abría poco a poco sus ojos de chivo liberado, asustado aún mientras oteaba el ambiente.

Vuelven las iras insólitas: con repetición frecuente, las injurias y los bofetones sonoros, que conmueven a los vecinos, reemplazan las dulces caricias y los suaves versos de hace un año.

Esa palabra dolió a Nicolás como un bofetón.

Por añadidura, no le habría dado tiempo a llegar, ya que habían sonado simultáneos el alarido y el bofetón.

Decía una cosa así y era perfectamente consentido, donde otro podría ganarse el bofetón del siglo.

Asististe impotente a las vejaciones de que tu madre fue objeto, viste sin querer verla aquella sangre;sentiste en pleno rostro los innobles bofetones con que afrentaron a tu padre.

En todo caso, el bofetón llegado del cielo como una causa sin causa, como Primer Motor, incomprensible él mismo pero ordenador de toda comprensión futura, produjo un efecto formativo total pues alcancé la reflexión, la mirada venida desde fuera, y la conciencia de que no se podía uno descuidar de la sonrisa ni un minuto si quería seguir con vida en un Mundo ordenado según unas leyes que ya veía yo poco propicias para manifestar la infelicidad con el propósito de obtener algún rendimiento.

— Has sentido, porque no te podías defender —era poderoso el atacante—, el dolor de cien bofetones.

Hubo algo que casi te hizo reír: cuando el relator recordó la bofetada recibida por Cristo de manos del criado del sumo sacerdote, todos los presentes se estamparon un bofetón en su propio rostro que, en conjunto, sonó en la cripta como una ovación al comediante desconocido.

Pues yo sólo le digo esto: que si un día veo a mi hija con estos pingajos del primer bofetón le hago una cara nueva.

No me dolió su bofetón en la mejilla, porque mucho antes la rabia me había ocupado por completo y ya llevaba el impulso de saltarle encima, lanzarla al suelo, arañarle la cara, agarrarla del cabello y tirar con todas mis fuerzas.

Con un tremendo bofetón la arrojaba al suelo.

Habríamos durado, de conseguir forzar la cerradura, un minuto en la azotea, porque, siendo la Concha unos seis años mayor que nosotros y, aunque no nos lo confesásemos, más fuerte, nos habría expulsado con un par de bofetones.

"Recuerdo también mi primer encuentro con las ostras: desastroso. Lo tuve en dicho lugar, en una comida familiar. Como todo niño del mundo yo quería pollo con papas fritas o tallarines con carne. Pero mi padre insistió en iniciarme en la felicidad manducatoria de ese molusco. Perentoriamente instado, iba acumulando ostras en mi boca hasta que llegué a tener allí el plato completo de esa abominación salada y jaleosa. El pater familias entonces alzó su mano y ante la amenaza cierta del bofetón cerré los ojos, me encomendé a Dios, y espantado, tragué... /

Han llegado a contarse tremendas historias de celos, incluso con bofetones de la reina a Fernando y subsiguientes y arrebatadas protestas de amor por parte de éste, que terminaban, como suele ocurrir en todas las casas decentes, en un incremento de la mutua pasión.

«He renunciado al mundo», dijo en alto, «he roto con Marilín, refugio de todo amor. He firmado un pacto inmortal con el silencio. Estas carnes tristes han encontrado a Dios. En adelante, la trastienda será mi cueva de eremita», y comenzó a girar con los brazos en cruz y echando a flotar el corto vuelo de la bata, cada vez más deprisa, hasta que el alcohol y el vértigo lo hicieron trastabillar y caer al suelo con una zapateta de payaso exagerando un bofetón.

En lugar del bofetón abrió la portezuela y se plantó en dos zancadas ante su portal buscando precipitadamente la llave en su bolso.

Ella maniobró con inteligencia, rechazándolo lo justo para no dar a entender ni una negativa tajante ni la inminencia de un bofetón en público.

Cuando llegaron a la sala encontraron a la señora con la mirada en blanco, la boca torcida como si le hubieran zumbado un bofetón y empapada en sudor, Jean Baptiste levantó el brazo inerte, le puso una almohadilla en la nuca y le acomodó las extremidades.

Fue como un bofetón brutal que provocó el estallido de las luces en su interior.

Ya no eran conquistas, sino algo parecido a los juegos prohibidos de los niños, castigados con un bofetón del padre para que no se repitan.

(El NIÑO sofoca sus gemidos. El COMANDANTE con un bofetón en la boca le amordaza. Los aviones vuelven a pasar.)

La respuesta de la Ibarguren fue clara, gaucha, decidida: un sonoro bofetón, que hizo huir al galán disimulando con carcajadas su papelón.

Era de juicios cortos y contundentes, secos como un bofetón, inapelables.

Añade que después le habían dado un paseo en el carro patrulla para que recobrara el conocimiento, y cuando ya el lector se siente mareado sin lograr comprender a qué viene aquel chubasco de bofetones, ni quiénes los dan ni quiénes los reciben, ni por qué motivos se producen, Schveik vuelve de pronto a la muerte del príncipe heredero, seguramente el incidente más comentado en esos momentos en todos los confines del Imperio.

Luego de que ambos bailan «Cheel to Cheek», el joven le propone matrimonio, a lo que Dale responde con un nuevo bofetón.

Una cosa es abusar de los bofetones y otra muy distinta es una bofetada, en el culo —si son pequeños— mejor que en la cara, en el momento preciso.

Librándose de un bofetón que se quedó colgando en el aire, Porfirio salió corriendo fuera de la casa, saltó la tapia de la huerta y se perdió de vista.

En estas circunstancias es fácil pasar del insulto a la agresión psíquica, de la limitación de las salidas a un auténtico secuestro, para evitar que otros miren lo que sólo le está reservado a él por ser de su propiedad, del bofetón a la paliza.

Según la madre, él ejercía un férreo control sobre ella ante cualquier salida y la agredió en diversas ocasiones con bofetones, estrangulamientos, patadas e insultos.

/ Malicioso desigual, / más malo que Lucifer, / judío del general: / vos tenéis rabia mortal / porque vedes mi entender; / córrenvos por los mesones, / non sentís por ello mengua, / bofetones y repelones / vos dan todos con valdones / de manos y también de lengua.

Y aviendo Roberto un día herido y apedreado otros mochachos, quexáronse los padres al maestro, y queriéndole castigar, dio a Roberto el Diablo un bofetón, y él sacó su cuchillo y diole con él en los pechos, y cayó en el suelo muerto.

[...] antes que venga mañana / de mi recibira el pago / el Emperador con enojo / vn bofeto n le avia dado / diziendo mal cauallero / vos aueys de ser osado / enla presencia del rey / hablar tan desmesurado [...]. /

/ Perdono ya el bofetón / que me dio Mingo Portillo; / perdono —¡tené el quadrillo!— * / a mi muger la traición.

margarita Xiñor, pux que no hajer mal, / ¿pur quí daro bufitón?

En Salamanca, junto á Sant Francisco, habiendo palabras dos estudiantes, el uno se antubió y dió al otro un grande bofetón.

¿Por qué me havés vos, don rufianazo, de llegar la mano ni dar bofetón? Para mí tenés vos, don panfarrón, manos, y para los que ciñen espada pies.

/ Y allaron al alguazil / turradico cara el sol / y ellos en aquesto estando / sago diosle un bofetón, / de la ron, ron, ron, ron, ron.

Apártate allá, borrico, que por el siglo de mi padre, bofetón te dé que tengas por bueno soltarme.

»Hay también algunos aconteçimientos graçiosos con que los hombres se satisfazen de sus injurias, como le acontesció a un castellano en Françia, que usándose allá recompensar una bofetada con un real y medio, acaso por enojo dio un françés un bofetón a un castellano, y el castellano, sintiéndose injuriado conforme a su patria y pensando que la satisfazión sería bastante a su afrenta y injuria, fuese al juez y dio quexa del françés que le dio la bofetada, y pareçiendo el françés confesó luego ser verdad.

Vení acá, señor Gargullo, ¿es esta pendencia por un bofetonzillo que dizen que el señor Peñalba os dio?

Para que mejor avisase y quedase confirmado en gracia, fue bien que la pena fuese áspera porque no se le olvidase, como el bofetón que dan a los niños en la confirmación.

Jul.También justa y santa cosa es que tengamos caridad, *conviene a saber: que hagamos bien a todos, y que tengamos paciencia porque si alguno nos injuria lo suframos con paciencia, no dando mal por mal, como dice Christo en el Evangelio: si te dieren un bofetón vuelve el otro carrillo.

Y como en este tiempo estuviese en servicio del Rey en Madrid un caballero francés que había nombre Mr. de Rochaput y un camarero que había nombre Clemente Chapio, los cuales como un día riñesen y llegasen á malas palabras dió el Rocafut un bofetón al camarero, de lo cual el camarero quedó muy enojado, y queriendo tomar de él venganza se fué desde Madrid á Toledo al Emperador, el cual descubrió toda la traición que estaba ordenada después de algunos días que madama se partiese; y como tuviese el Rey en su servicio un Tesorero que había de nombre Babu, el cual como vió ir enojado al camarero á Toledo sospechó que iba á descubrir lo que entre ellos estaba ordenado, y con esta sospecha se puso en huída y se pasó en Francia.

/ Desque aquesto oyó el Palmero / Movido con gran pesare, / Alzó su mano derecha, / Dió un bofeton á Roldane.

/ Mucho le pesó á Roldan / De vello así maltratar, / Fuese para el Emperador / De priesa y no de vagar, / Y con voz muy enojada / Al Emperador fué á hablar: / — ¡Mucho me pesa, señor, / D'ello tengo gran pesar, / Que á Reinaldos en ausencia / Tan mal le quieran tratar; / Y si tal cosa pasase / La vida me ha de costar! / El Emperador con enojo / Que habia de lo escuchar, / Alzó la mano con saña, / Un bofeton le fué é dar, / Que otra vez no fuese osado / Al Emperador así hablar.

[...] leuantose Pero bermudez / el que las damas crio / y al conde questo hablara / diole vn grande bofeton [...]. /

Y los cristianos diciendo a grandes voces: «Jesucristo, Jesucristo sea con nosotros»; y signándose con la cruz, arremetieron al indio y lo tomaron, poniéndole luego una estola, y le echaron agua bendita; pero todavía se oían aullidos y silbos dentro en la iglesia, y Tamaracunga los veía visiblemente, y fueron a él y le dieron tantos bofetones, que le arrojaron lejos de allí un sombrero que tenía puesto en los ojos por no los ver, y en el rostro le echaban saliva podrida y hedionda.

Ansí lo hizo esta maligna gente, que viendo que no llevaba ya medio de quitar aquel estropiezo delante de sí, que así se llama el estropiezo de la casa de Israel, determínanse de matarle, y ayudados de un discípulo suyo, que se vendió por treinta dineros, llévanle atado, acúsanle falsamente, piden que muera; azótanle, abofetéanle, escúpenle, burlan dél vendándole los ojos, y diciendo que adivine quien le dio el bofetón, pónenle una corona de espinas, por escarnio, al cabo llévanle a casa del juez que tenían puesto allí los romanos (llamado Poncio Pilato).

Preguntámosles qué tales estauan los viuos; dixéronnos que muy mal tratados porque los mochachos y otros indios, que entre ellos son muy holgazanes y de mal trato, les dauan muchas coces y bofetones y palos, y que esta era la vida que con ellos tenían.

Bofetones hartos y puñadas me dieron, porque les diese si tenía dineros, y bien me pelaron la barba.

Esta y otras cosas que Aguilar hizo le pusieron en tanta * gracia con su señor, que un día, amohinándose con un su hijo, heredero de la casa y estado, por no sé qué le había dicho, le dio un bofetón.

Y n'os maravilleis si me he destemplado con vos en sacar vuestras romeras, pues tambien os destemplastes con don Luis Milan y conmigo, apodándonos á monos, que's un género de milicias, que dan un bofeton con un perdon, como este dicho dice:

GALÁN: Mal criado, / no seáys desmesurado / que os daré dos bofetones.

—Tú, hijo, eres el que me diste el bofetón, pues, teniendo convidados, en lugar de ponerme a cabecera de mesa, me pusiste por guarda plata.

En este discurso de tiempo, como riñiesen Tiberio y Patricia —enojos que suelen acontecer entre marido y mujer— alzó la mano el marido, y diole un bofetón.

¿Y honrrado llamáys aquel que da vn bofetón a su saluo a vn hombre de bien, pacífico y virtuoso?

[...] viendo el bastardo que no le daban de ellas, alzó la mano y dio un bofetón al legítimo.

Acaeció pues que llegó a un español a hazer esto, y echóle mano de la barua, /19 el qual español le dió muchos bofetones.

Y el mismo rey le çiñe la espada y le da un bofetón.

/ Dexemos los Reyes Duque, / y si hos sentis agrauiado / ayamos lo los dos solos, / de mi a vos sea demandado: / allegosse cabe el Duque / vn gran bofeton le ha dado.

/ No me enojaron los Moros, / no los mandeys vos matare, / ni menos las mis Donzellas / por mi resciban pesare: / ni tampoco los Christianos / cumple de los conquistare: / pero de este sentimiento / quiero hos dezir la verdade / que por los montes aquellos / Cauallero vi assomare, / el qual es cierto mi esposo, / mi querido, mi amor grande / En oyr aquesto el Moro / vn bofeton le fue a dare, / los dientes teniendo blancos / en sangre buelto los ahe.

/ Los Leones se lo miran, / ninguno se ha meneado: / saliosse libre, y essento / por la puerta do hauia entrado / boluio la escalera arriba / el guante en la yzquierda mano / y antes quel guante le diera / vn bofeton le huuo dado, / do dixo, mostrando bien / su esfuerço y valor sobrado.

Pajes ¿héos de dar mil gritos? / Daréos mil bofetones.

Sepa que he sabido aquí de unas mortificaciones que se hacen en Malagón, de mandar la Priora que a deshora den a alguna algún bofetón, y que se le dé otra, y esta invención fué deprendida de acá.

¿Quién fue la mano tan desventurada y tan cruel que os pudo dar, Hijo mío, en vuestro rostro santo tan grandísimo golpe y bofetón?

[...] antes oyó dezir y murmurar, quan mal lo auia fecho en tener quistion con dos frayles rreligiosos, ya el vno auia dado vn bofeton y a el otro de cozes; y que por estas causas y otras que dicho tiene, enxendró mucho escandalo y dió mal exemplo y este testigo lo tiene por persona de mala opinion, pues sus obras son dignas de ello como todo mas largamente consta por lo que se contiene en las demas preguntas antes desta a que se rrefiere. y esto dize y es la uerdad todo lo que tiene dicho, para el juramento que hizo; y firmolo —el alferez luis de pedrossa— pasó ante mi: pedro de rrivera; notario apostolico.

Ella entonces le dió un bofetón, diciendo: Toma esto, rapacillo, por que no mintáis.

/ He dado muchas heridas / y quitado algunas vidas, / y á jaques muy valadrones, / he dado más bofetones / que tengo barbas nacidas.

Y como este facineroso de Bachicao hubiese con tan poco temor suyo dado el palo o bofetón al fraile, y hechos muchos insultos y excesos abominables y muy feos, no quiso que conociendo su yerro gozase de la coyuntura tan favorable que el tiempo le prometía; y a la verdad, no se engañe ninguno con pensar que siendo malo ha de hallar, si no se arrepiente, misericordia, porque Dios cuando quiere hacer algún castigo en éstos que digo, lo primero que hace es cegarle el entendimiento y privarle de la razón natural, lo cual se pareció cierto en Bachicao, porque siendo uno de los principales secuaces de Pizarro vino a morir a manos de otro que le precedía en maldades, como adelante dará a entender la narración de nuestro proceso.

/ Y en este tienpo y sazón / a su padre viejo ançiano / se le ofreçió una ocasión / que le diera un bofetón / aquese conde Lozano.

/ Dame á entender una cosa, / ¿Si está en tu filosofia, / Que á quien te escupe en el rostro / No le prives de la vida? / Diógenes se rió, / Y con modestia replica: / — ¿Que quieres tú que le haga, / Si tiene mucha saliva, / Y Aténas cria tales hombres / De lenguas tan atrevidas? / El hombre no le responde, / Y arrebatado de ira / Dio un bofetón á Diógenes, / Que en el suelo le derriba.

Y yo conoscí un hombre que algunas veces entrando en su casa se llegaba donde su mujer estaba, labrando en su estrado, y la daba cualque par de bofetones; y quejándosele ella y preguntándole que por qué pecado ansí la maltrataba, respondía que bastaba ser hija de viuda y hermosa; mas por aquí sacaréis qué hombre sería, que se contentaba con medio palomino para una comida.

Y assí, porque el mandarme esto ha nacido de cierta pregunta que se hizo en una ocasión, y era si los zelos nacían de amor y afición, para que, provado esto ser assí verdad, se satisfiziesse cierta dama que estava sentida y mohína de los impertinentes zelos y sospechas de su galán, me ha parecido (aunque está lo que me consuela y defiende es puntualmente duda del S[eñ]or S. Thomás en su p[rimer]a 2ª, questión 28, artículo quarto) * no tratalla así secamente, sino vestirla de alguna variedad y ponerla en un diálogo entre un pastor zeloso, como lo declara su nombre qu'es Celio, y su pastora, llamada Casilda, que aunque la tenían affligida y cansada estos zelos deseava con todo darles remedio, como lo procura en éste, para cuya intelligencia se ha de saber que Celio es un cavallero principal y docto, que por un bofetón que diera en la Corte del rey se havía retirado en una aldea y disfraçado con trage pastoril; y Casilda era hija de un príncipe y de una infanta, a la qual parió secretamente, y como a hija suya, aunque con mucho cuydado y regalo, la criava dende que nació un honrrado pastor. *

En el mismo tiempo que este buen sacerdote gastava su vida en aquel hospital que tiene nombre del rey, y es de incurables, se empleava otro siervo de Dios, de estado lego, aunque nunca se casó, llamado Alonso Dávila, con los presos de la cárcel, haziéndoles el bien possible, como ya se ha tocado en otro Discurso deste libro; y lo que toca a éste, es que un día, porque un preso atrevido y desvergonçado no recebía dél tanta limosna como quisiera, le dio un bofetón en su rostro con la fuerça que pudo.

Y, de la discreta, sea la pregunta que hizo vn soldado pequeño de cuerpo que, riñendo con otro grande y membrudo, de palabra en palabra, resualó en la obra, y, jugando de antuuiada, dió vn bofetón al contrario, y, queriendo echar mano a las armas, fueron despartidos por entonces, mas, después hechos amigospor el capitán, como el que fué cargado, no se pudo descargar con obras, descargáuase con palabras, quexándose en todas partes que, fauorecido de su capitán, vn hombre, sin manos, se le huuiesse atreuido; y vna vez lo dixo en parte que lo oyó el que le hirió, el qual preguntó: "¿Y quando os di el bofetón tenía yo manos?" En las respuestas ay también mucho de lo ridículo por necias y por discretas.

Había un mochacho, hijo de nobles padres, dado un bofetón a otro que no era menos que él.

Matico El mayordomo, / que me ha dado un bofetón.

B ernardo Diole Roldán un bofetón sin culpa, / que le bañó de sangre barba y labio.

/ Mas ven acá: ¿Dios no manda / que al que me dé un bofetón / que le sufra otro?

Imitólo San Cristóbal que, dándole un gran bofetón, acordándose del que recibió su maestro, dijo: «Si yo no fuera cristiano, me vengara.» Luego la venganza miembro es apartado de los hijos de la Iglesia, nuestra madre.

Y enviando Abenfarax dos moros por ellos, los sacaron de donde estaban y los desnudaron en cueros, y atándoles las manos atrás, los entregaron á Zacarías de Aguilar, enemigo del beneficiado, el cual los llevó á la plaza del lugar, y tomándolos los vecinos en medio, les dieron muchos bofetones y puñadas, y después los llevaron á un montecillo que está como media legua de allí, para matarlos y dejar los cuerpos en el campo, porque Abenfarax mandaba que no les diesen sepultura.

/ Alzó la su mano el moro, / Un bofeton la fué á dare: / Teniendo los dientes blancos / De sangre vuelto los hae, / Y mandó que sus porteros / La lleven á degollare, / Allí do viera á su esposo, / En aquel mismo lugare.

Y, sabido por el capitán, le hizo dar infinitos palos, y aun él mismo le dio muchos golpes y bofetones de su mano.

¡Dente, infame, un bofetón / dentro en el cuerpo de guardia; / vivas siempre desmentido, / siempre inhábil y abatido / para oficio militar [...]. /

SANCHO: Dióle bofetón *de treinta deudos guardado.

"¿No os parece, bachiller, ocasión esta para renegar de este sexo?", y diola un bofetoncillo que no matara una mosca, con que ella se entró gritando en la cámara de la señora Casandra y se encerró con ella, donde aún están juntas.

Diferentemente corren las causas criminales, como son dar bofetón con la mano o con los naipes, arrojarse los sombreros o los guantes, desmentir, dar palos, cuchilladas, candelerazo y otros daños corporales: que si en algunos tribunales tienen diferente recompensa, en éste se reduce todo a dinero.

/ El remitir a su espada / su cólera y su razón, / dando al uno el bofetón / y al otro la cuchillada; / tras esto, el ser tan honrado / como en mis cosas lo ha sido; / que nunca le vi rendido / cuando le obligué rogado.

Al fin, yo, también que como era mayorcillo había menester poco achaque*, le di uno u dos bofetones.

Su mujer, como sobrina del rey Xabas, le reprendió esta novedad, y quiso irle a la mano, y él, en lugar de tomar su consejo, la dió un bofetón, de lo cual sentidísima la reina, avisó de secreto a su tío el rey Xabas, y el rey mandó juntar treinta mil caballos, y sin decir a dónde iban, caminamos en ocho días ciento y cincuenta leguas, que hay desde Casbín a Cormaba, que es la corte de los reyes de Luristán.

LocoDe este modo.Y vale a dar un bofetón Casandra¿Pues a mí?

Casandra Pues mira, toma este escudo / y cuando entre caballeros / grandes, propios y estranjeros, / esté más grave y sesudo, / entra en la conversación, / pues que siempre te desean, / y cuando todos lo vean / dale un grande bofetón.

[...] porque si las leyes disponen que cada uno sea castigado en lo que pecó, y al que dió un bofetón le corten la mano, á Judas, que recibió en el estómago este manjar con tan malas entrañas, justa cosa es que reviente y se le viertan las tripas, y que muera muerte tan desastrada.

Hace que le da don Diego un bofetón a don Juan y don Rodrigo le detiene.

Y este Tiñoso bogó el remo, siendo esclavo del Gran Señor, catorce años, y a más de los treinta y cuatro de su edad renegó, de despecho de que un turco, estando al remo, le dio un bofetón, y por poderse vengar dejó su fe; y fue tanto su valor, que, sin subir por los torpes medios y caminos que los más privados del Gran Turco suben, vino a ser rey de Argel, y después a ser general de la mar, que es el tercero cargo que hay en aquel señorío.

En esta sazon, pues, llegó este pirata, que robase y afrentase y le diese un bofeton de los grandes que han recebido, ni creo recibiran tan presto los leones del Perú.

Y en no acudiendo tan presto a dar recaudo, como traen aquellas melenas y coletas de cabellos, cogen al alcalde los españoles de los caballos y danle cuatro torniscones y bofetones; y por una parte va el indio rodando y por otra la vara del rey.

Como cuando el obispo confirma, que da un bofetón para que se acuerde que ya está confirmado y le han puesto aquel olio sancto.

Luego el dia de la Trinidad siguiente confirmó el mismo Obispo a las dos señoras Infantas doña Isabel y doña Catalina, vn poco antes de Visperas, y tras ellas muchos otros niños de los del sitio y del pueblo; en presencia tambien del Rey y Reyna, sucedio que le dio a vn niño de aquellos vn bofetoncillo algo mas rezio para la memoria; el chiquillo llorando tan presto como le dio le llamó hijo de puta, de que se rieron mucho todos, y auian de llorar, pues lo primero que los niños deprenden son pecados, palabras descompuestas, feas y aun juramentos graues, tanto descuydo hay en nuestras costumbres, que primero nos enseñan a pecar que a viuir.

Si en esta ocasión se topare un hombre desalmado, perdido, que por paga del consejo le diere un puntillazo o bofetón o dijere una mala palabra, ¿cuándo soñó él que le pondría Dios en las manos semejante ocasión de merecer? Ya me sucedió a mí, camino de Roma, que lo hacía y avisaba cuando oía jurar, toparme con un soldado que, después de habérselo dicho, me echó noramala y dijo lo que se le antojó; y a la tarde hacerme un buen presente y, bien compungido, deseó mi amistad y confesaba tenía razón y que era bajeza [91v] jurar.

DON LOPE: Darete mil bofetones / por vida de...

Suelen levantarse algunos a pedir alguna mortificación, como es besar los pies o que les den algún bofetón o pedir comida por amor de Dios, como queda dicho.

Veréis que va a dar el otro un bofetón; húrtanle el cuerpo y desconciértase el brazo porque dio en el aire.

A mí me llaman Culebro, / y tengo, naturalmente, / el discurso impertinente / y casquivano el celebro, / y así, en diez años de Flandes / hice con gallardo efeto / cosas que en otro sujeto / parecer pudieran grandes; / mas sucedióme después, / por bien pequeña ocasión, / que di a uno un bofetón, / herí a siete y maté a tres.

A todo lo cual el celoso príncipe Mustafá estuvo muy atento y, indignado contra él, quiso esperar que diese fin a su comenzada danza y, luego, con mano airada le dio en presencia de todos los caballeros y de todas las damas un grandísimo bofetón a mano abierta y, no contento con esto, echó mano a su corvo alfanje y con presuroso paso fue con intento de matarlo, porque a estos desatinos y a mayores incitan los venenosos celos.

Porque a los niños castigan con semejantes penas, darles bofetones, los cuales, por ser niños, no pueden escusarlos.

/ Mirole Osorio a Garzeràn diziendo: / Si Christo le sufrio, siendo quien era / En la misma ciudad que estamos viendo, / Sufrirle quiero, y si otros mil me diera: / Las rodillas hincò, y el Moro haziendo / (Alzado el brazo) el pie derecho a fuera, / Diole tal bofeton que dio en el suelo / Y el golpe (esto es verdad) se oyò en el cielo.

Este dio un bofetón al obispo de la dicha ciudad porque començó los maytines de la natividad de nuestro señor antes de que él viniese //Folio 80v a laYglesia, porque de buena raçón le devieron esperar algún buen rato.

/ Quiso lisonjear al arrogante / Que mostró en el semblante sentimiento, / Y pretendió vengar solo el semblante, / Y fingir en Jesús atrevimiento: / La diestra armada de acerado guante / Alzó (¡válgame Dios!) en un momento, / Y dió con ella un bofeton á Cristo: / ¡Cielos! ¿habeis tan nueva injuria visto? / ¡En el rostro de Dios la mano airada / De un hombre vil! ¡Oh crímen espantable! / ¿Y míralo la máquina criada, / Y su curso prosigue favorable? / ¿En el rostro de Cristo bofetada? / ¡De Cristo en aquel rostro venerable! / ¿Y ardiendo brama y quéjase el cristiano / Si el viento se le atreve de una mano? / Díosela, y señalados en la cara / Le quedaron los dedos insolentes, / Y Anas, de aquella injuria al mundo rara, / Entre risa y favor mostró los dientes; / Y ménos la pasion disimulara, / Mas el vario sentir de los presentes / Le refrenó; que algunos se rieron, / Y otros devotas lágrimas vertieron.

Las demás las cerraba yo, aunque le daba la llave a él; pero hacía que cerraba y dejaba abierto, sólo la puerta apretada, y ansí salía, y salí algunas noches, hasta que una quiso ver, después que yo le había dado la llave y díchole que había cerrado, ver la puerta y halló que estaba sin cerrar la llave, y dióme dos bofetones muy buenos, y cerró él mismo, y de allí adelante lo hacía siempre sin fiarse de mí; pero el día siguiente busqué nueva traza de salir, e hice hacer una llave falsa de la puerta de la sala, y ansí salía, y por parecerme que la salida del parque era muy cansada y prolija, busqué otra, y fué la invención de unos hierros que con ello alzando el muelle de la cerradura de la puerta de la calle, hacía el pestillo que cierra y corre, y le abría.

/ En vos Christo soberano / se muestra bien su passion, / y la maldad de vn villano, / pues el os da el bofeton / y â vos os clauan la mano.

Y, diciendo esto, sin más ni más, alzó la mano y le dio un bofetón tal, que le hizo volver de su embelesamiento, y le hizo acordar que no era Andrés Caballero, sino don Juan, y caballero; y, arremetiendo al soldado con mucha presteza y más cólera, le arrancó su misma espada de la vaina y se la envainó en el cuerpo, dando con él muerto en tierra.

A esto respondió Anca Marca Maita, que con gran furia y arrogancia, mostrando tenello en poco: ¡qué estáis ay parlando, no basta que ayas muerto a todos nuestros hermanos y parientes en el Cuzco, sino que agora quieres matar a estos pobres y hartarte en ver derraniar su sangre, no se an de acabar tus crueldades, no as de acabar de matar tanta gente ynocente! Y diciendo estas palabras, confiado en el fabor y aliento que tenía delos spañoles, alzó la mano, y le dió vn bofetón, y dixo: vamos luego, no hay que detenernos más, que Atao Hualpa, tu señor, está preso en poder del Marqués.

Supongamos que en un convento nuestro, como se acostumbra, se levante un religioso a hacer una mortificación estando los demás comiendo y que esta mortificación sea que todos le den un bofetón o le digan una injuria.

D iana . Daros, por sucio y grosero, / estos bofetones.

[...] lo cual oyeron los lacayos que iban delante y uno de ellos dió un bofeton al que lo habia dicho, y hubieron de echar mano á las espadas, y fue necesario salir el Embajador del coche con los que le acompañaban, para dispartirlos [...].

/ «¿Así respondes?», —le dijo, / alta la mano un soldado, / y dio a Cristo un bofetón / que dejó el Cielo temblando.

» / «¿Así respondes?», le dijo, / alta la mano, un soldado, / y dio a Cristo un bofetón / que dejó el cielo temblando.

Dale un bofetón a su padre.

»Sucedió, pues, que yo me revolví sobre una cosa de poca importancia con un marinero inglés, a quien fue forzoso darle un bofetón; llamó este golpe la cólera de los demás marineros y de toda la chusma de la nave, que comenzaron a tirarme todos los instrumentos arrojadizos que les vinieron a las manos.

Sucedióle que, con su buena industria, llevó a las recogidas una mujer que estaba amancebada con un hombre que, en sabiéndolo, salió a buscarle, y topándolo en una plaza pública, delante de mucha gente, le dió un bofetón en el rostro, sin respetar sus venerables canas.

CONDE Rapaz / con soberbia de gigante, / mataréte si delante / te me pones; vete en paz... / Vete, vete, si no quies / que como en cierta ocasión / di a tu padre un bofetón, / te dé a ti mil puntapiés.

Ofrecióseme de improviso, si le daba un bofetón, que me ponía en peligro que las camaradas me diesen de puñaladas; y así, sin hablar palabra, me abracé con él y me arrojé en la mar, y dándole cuatro coces donde las camaradas no podían ayudarle, echélo al fondo, y dando dos braceados, asíme al bordo de la chalupa.

[...] los cuales dos riñeron un día, y dió monsieur de Larochepot un bofetón al camarero, de que quedó muy cargado y lastimado.

Era esta conmemoraçion y rremenbrança rreferida con tantas lagrimas y sentimiento de los predicantes, que las mugeres todas leuantando grandes alaridos se herian con gran furia y lamento los rrostros, dandose grandes bofetones y puñadas en ellos y en los pechos, como quando entre nosotros se predica los jueues y viernes sanctos la Pasion.

/ Cual suele el diestro gato fingir tretas, / al vivo ratoncillo que ha pescado, / ya públicas las uñas ya secretas, / lo blanco de la panza levantado / pelotear su miserable vida, / y el triste Senalarchas cae helado / pidiendo al desigual ratonicida / piedad con los gestíferos pucheros / con esa imitación sirrelamida, / pues con martelos blandos y ojos fieros, / la victoriosa cola meneando / entretiene en la vaina los aceros, / tal contigo jugando y retobando / te doy estos gatescos bofetones / victorioso de verte agonizando.

Había mandado a don Pedro Manuel que hiciese el menestral las botas para el Príncipe justas, como él las traía, porque al contrario las quería don Carlos; al caçarlas con dificultad, diciendo que su padre mandó fuesen tan estrechas (estando en Alcalá) dio un bofetón a don Pedro Manuel, y guisadas y picadas en menudas pieças hizo comer las botas al menestral.

Un soldadillo de los que allí estaban se llegó a mí y me hizo una mamona, no osando darme un bofetón, que si me lo hubiera dado, allí le podían abrir la sepultura.

/ ¡Oh, crueldad desusada, / que sea el ofendido castigado / y el que da un bofetón, de premio dino.

¿A mí bofetón? / Dase un bofetón / ¡Muera! ¡Ténganse! ¿Qué es esto? / Echa mano / No fue nada.

Mundo ¡Miente a mí, pese a los çielos! / a mis retos y libelos, / a mis sombreros, tiaras, / a mis bofetones dados, / y al libro vil de mis duelos.

Teón : (Da un bofetón a Licurgo.

A pocos lances conoció Otavio la mudanza, y siguiéndola un día, la vio entrar disfrazada en la casa del indiano referido, donde esperó desatinado a que tomase puerto en la calle de aquella embarcación tan atrevida y, asiéndola del brazo, la dio, con poco temor del perulero y vergüenza de la vecindad, algunos bofetones.

Llega el Príncipe, y el rústico le da un bofetón, y le encargan que sea buen juez, y vase con su ganado.

Sucedió en Francia una gran discordia entre el duque de Nevers y el Cardenal de Guisa, que, trayendo pleito sobre una Abadia, dióse por ofendido el Cardenal de unos escritos que hizo el de Nevers, en defensa de su justicia, por lo cual le andaban buscando en compañía de Jainvilla, su hermano, y le halló en casa de un letrado; y, diciéndole el Cardenal algunas malas palabras, le dió un bofeton, y queriendo echar mano á la espada el de Nevers se cortó la mano, y, antes, que desenvainase, cerraron con él y le echaron en el fuego y le trataron muy mal.

[...] que hay unas tigres que dan, / con manos de vara, y menos, / tal bofetón a una bolsa, / que escupe las muelas luego; / que andan unos avestruces / que saben digerir yerros / de hijas y de mujeres [...]. /

/ Si le dan un bofetón, / ha de volver el carrillo, / que habiendo palo y cuchillo, / es fuerte proposición.

/ Por restaurar mi opinión, / ya sabes tú que sin mí / a un caballero le di / en la corte un bofetón.

[...] de suerte que la cólera y el verse poderoso y con amigos al lado le dieron osadía para darle un bofetón; quiso acudir el agraviado a la venganza desta afrenta y con la mucha gente que había, abrazándose unos dél y apartando otros a don Fernando, quedóse esto así sin tener efeto el vengarse enfragante.

BATÍN Dices bien; que alguna vez / entre muchos caballeros / suelo estar, y sin querer / se me viene al pensamiento / dar un bofetón a uno / y morderle del pezcuezo.

Alababa Octavio a doña Inés las manos de una dama que las llevaba asidas a la cortina del coche, como vestido en tienda, que sólo le faltaba decir: «¿Quién quiere manos?»Y ella, celosa, sacó las suyas del guante, y dándole un bofetón le dijo: «¿Eran como éstas?» [...].

¿Qué dudas de darme la mano? Dámela, y te perdonaré un bofetón que un día me diste con ella porque alabé un caballero mozo, tan bizarro en la plaza como valiente con los toros, que no fue el de Teágenes a Clariquea sin conocerla: agravio que tú lloraste mucho tiempo, y que la misma noche me dabas tu daga para que yo me vengase de la agresora de tan injusto delito.

/ Ya con veloz corrida / daba esperanza vana / al mísero animal, ya le volvía, / ya le arrojaba en alto, / mojado de temor, de aliento falto, / y en medio del camino le cogía, / como quien tira al vuelo, / diciendo «¡tente!», como al agua el yelo; / ya con las manos mizas / le daba por los lados / algunos bofetones regalados, / cuando llegó Tomizas; / Tomizas, su escudero, y sin aliento / le dijo el casamiento concertado / de Micifuf y Zapaquilda ingrata; / y sintiendo perder su dulce gata, / dejó el pobre animal que, desmayado, / apenas acertaba con la vida; / mas puesto en fuga la libró perdida: / que quien no ha de morir, si la Fortuna / revoca la sentencia, / nunca le falta diversión alguna.

Calumnia el mal juez al Hijo de Dios: y porque el le dize, que examine testigos, y le fulmine el processo, lo que juridicamente debia mandar, * consiente que vn sacrilego que le assistia, le di vn bofeton, diziendo: ¿Assi respondes al Pontifice? No es nuevo que Principes tales, quando no hallan delito en el acusado, castiguen por delito la advertencia justificada.

Dale María de San Pedro a Treviño un bofetón.

/ Y a un sacerdote quien quiso / reprehenderme con buen celo, / de un bofetón que le di, / cayó en la tierra medio muerto.

Llegóse el caballero hácia donde el alférez estaba, y tocándole al hombro le dijo: "Caballero;" él volvió la cabeza y dióle un bofeton.

Acudí al remedio, hice prisiones, sustancié las causas, y mandé parecer ante mí en primer lugar a los dos que ocasionaron el escándalo y notificarlos la sentencia que fue esta: Que por cuanto yo había averiguado con indubitable y plena información que el desmentido no había dicho verdad en aquello que le desmintieron, daba por libre y sin costas al que le dijo el mentís: y juntamente condenaba a cortar la mano al que en vez de darle gracias por la corrección fraterna, le dio el afrentoso bofetón.

— Porque como cosa breve —dijo él—, es admitida, y si no le quiere representar, rómpele en su presencia, que tal vez es esto darle un bofetón cuando él conoce que es bueno.

/ Ese me mató a mi padre, / y el pobre viejo (¡ay de mí!), / anda como avergonzado, / desde aquel día infeliz, / porque a su padre le dio / un bofetón por abril, / cuerpo a cuerpo en la campaña / le mató como ruin.

/ Esse me mató a mi padre, / y el pobre viejo, ¡ay de mí! / anda como avergonçado / desde aquel día infeliz, / porque a su padre le dio / un bofetón por abril, / cuerpo a cuerpo en la campaña / le mató como ruin.

Y Don Pablo de Espinosa, hermano del Alcaide, se devió de adelantar algo en las palabras, de suerte que, callando por entonces, el Señor Marqués le encontró después en la Puerta de Guadalajara i, llegándose al Don Pablo, le dió vn Bofetón i, metiendo mano, le hiço retirar a San Salvador, donde se guareció.

Doña Isabel, que más atendía a esto que a lo que hablaba con la señora de la casa, encendida en rabiosos celos se levantó del estrado donde estaba y yéndose para don Alejandro, sin advertir lo que hacia ni la nota, que daba, alzó la mano, y cogiéndole descuidado le dió un gran bofetón en el rostro, con tanta fuerza que le hizo salir sangre de las narices, y con ella manchar el cuello.

MENDO¡Buenas nuevas te dé Dios!Dale [a NUÑO] un bofetón NUÑOA ti te dé mal de muelas, / que me has quebrado dos dientes. /

Roguéle (como ya empeñado) que callase, y respondióme tan descortésmente que, alzando la mano, le di tal bofetón que dio la cabeza sobre el estribo del coche, el cual alzando yo con el pie, cayó abajo en tierra.

/ Don Tomillas que esto oyera, / con muy gran riguridad / leuantâra la su mano / por vn bofeton le dar.

Estos tales, por dos desventuradas bofetadas que había dado, le dieron más de docientos venturosos bofetones a mi bolsa.

¿Quién podrá, en este paso, ponderar el enojo del rey? Dígalo el entendimiento de los que le escuchaban, pues, ciego de ira, retirándose atrás, por no llegar a sus brazos, alzó la mano y le dió un bofetón con tan grande crueldad y fuerza, que, bañada en su inocente sangre, dió con ella a sus pies, y luego, sin más aguardar, ni oírla, llamando a cuatro monteros, que en todo el reino se hallaban hombres más crueles y desalmados, pues por su soberbia y mala vida eran de todos aborrecidos, les mandó tomasen a la reina y la llevasen en los más espesos y fragosos montes que hubiese en el reino, y que en parte donde más áspero e inhabitable sitio hallasen, la sacasen los ojos, con que por mirar deshonesta había causado su deshonor, y que hecho esto, la dexasen allí viva, para que, o muriese entre las garras de las bestias fieras que allí había, o de hambre y dolor, para que, siendo su muerte dilatada, sintiese más pena por el delito que había cometido contra él y su amado hermano.

Fue tan mirado el señor Obispo, aun en sus causas, que jamás en doze años que le traté, y serví, nunca le vi que perdiesse la paciencia, mas antes parece que se corroborava en ella, estando tan lejos de airarse, ni de tomar al Demonio en la boca, que jamás por jamás, ni a Indio, ni a negro le maldixo, ni llamó borracho, palabra ordinaria en quien los trata, ni dio bofetón, ni golpe, ni a ningún Clérigo perdió el respeto. Quando más airados venían uno contra otro, los sosegava diziendo: Padres, Provisor ay que los ponga en paz, en materias de justicia, y yo en las de caridad. Tan caval era en todo, que en sus acciones no se vía defecto venial .

Degollaron en Londres al hermano del Embajador de Portugal, y ahorcaron otros criados, por haber dado un bofeton á uno del Parlamento, y mandaron luego salir de la corte á los Embajadores de Francia y Portugal, declarándose en todo por el Rey.

Y el mismo día por la noche, entre once y doce, junto á la despensa del Duque de Alba, saliendo de beber de ella un rastrero, le dió un oficial de un confitero una estocada y le dejó muerto, por haberle dado á él un bofeton; y no contentándose con dejarle difunto, le echó mano á un cuchillo jifero que traía en la cinta y le cortó la mano derecha y sacó el corazon y se lo llevó, dicen para echarlo al perro del Rastro.

Auiendo vn dia comulgado Alexandro, y estando de rodillas dando gracias con el recogimiento, y modestia, gozó su contrario de la inmunidad, que el descuydo, y agenos pensamientos de Alexandro, le ofrecian, y diole impio a la ocasion, sacrilego al lugar, aleboso a la confiança, y escandaloso a la publicidad, vn bofeton.

Y á la verdad, todo esto era como imada, en comparación de lo que padecían cuando llegaban á hacer noche á algún pueblo, donde, sobre no cenar, se les recrecían innumerables vituperios y escarnios, que les decían, y bofetones que les daban los moradores de tal pueblo; de suerte que, en donde esperaban ser ellos hospedados y tratados con humanidad, eran escarnecidos, mofados, vituperados, y aun martirizados, y era la causa, porque como llevaban al cuello las dichas tablillas, en que se decía que eran ladrones y robadores del reino, á quienes los chinos aborrecen de muerte, y no pueden ver sus ojos, aunque ellos por la mayor parte son tocados de este vicio, verificábase aquí aquello que comunmente se dice: que no hay más cruel enemigo que el del propio oficio , y á esta causa se volvían contra los religiosos, como contra enemigos crueles, sin perdonar injuria ni agravio, que ellos pudiesen, que no les hiciesen.

/ El que alistó en su bandera / tanta inmensidad de tropas, / que haciéndole fuerza al cielo, * / arrebataron la gloria; / el que por librar amigos, / con condición generosa / trujo la vida vendida * / sin más ayuda de costa; * / el que, privado del rey, * / trujo por insignia honrosa * / en campo rojo esmaltadas / cinco barras vencedoras; / el que con todo su brío / sufrió lo que nadie ignora, / pues dándole un bofetón, * / no osó desplegar la boca.

/ El que con todo su brío / sufrió lo que nadie ignora, / pues dándole un bofetón / no osó desplegar la boca.

/ El Emperador con enojo / Un bofeton le habia dado / Diciendo:— ¡Mal caballero, / Vos habeis de ser osado / En la presencia del Rey / Hablar tan desmesurado! / ¡Yo os juro por mi corona / Que vos seais castigado! / El buen conde Don Roldan / Malamente se ha enojado: / En un altar que allí habia / Un juramento ha jurado / De jamás entrar en Francia / Hasta que fuese vengado.

Otras veces sacaba el Prelado o Abad un libro lleno de sus herejías y abominaciones, pretendiendo hacérselas creer al Padre Fr. Nicolás; el cual, con mansedumbre evangélica y con sus buenas letras le redargüía; a lo cual el Abad, avergonzado e irritado, le daba bofetones y golpes y les mandaba volver a la reclusión de su cárcel.

Bastos . No hay que volver la cabeza, / (Dale bofetón.)porque á usted nada le importa / ni quién sale ni quién entra.

A Don Joséf Ortigosa, Regidor de esta Ciudad, le dió un bofetón el Oficial Inglés que estaba de guardia en el Fortín, porque dicho Regidor no se quitó el sombrero tan presto como el Oficial le parecería; fué á quejarse al Gobernador; pero no se ha sabido que haya dado alguna satisfacción más, que quatro palabras, que le dijo el Gobernador al Oficial que cometió tal atrevimiento.

Sobresal . Mire antes dónde señala / la mano. (Le da un bofetón.) García .No quiero verla, / que va muy adelantado / ese reloj.

Mariana / Mate, usía, * / esa chinche con la pata, / (Dale un bofetón a Paula .) / no se le ensucie la mano.

Guzmana ¡Ay va una; (Le da un bofetón, y le ensangrienta la boca.