Eduardo Santa, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua

Fallece Eduardo Santa, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua

4 de Mayo de 2020

Don Eduardo Santa, escritor, historiador, profesor y miembro de número y honorario de la Academia Colombiana de la Lengua, falleció el pasado 2 de mayo de 2020 en la ciudad de Bogotá (Colombia) a los 93 años de edad.

Nacido en Líbano, Tolima (Colombia), en 1927, fue elegido miembro de la Academia Colombiana de la Lengua el 27 de marzo de 2000 y tomó posesión de la silla J el 29 de junio de 2000. Su discurso de ingreso se tituló Biografía y literatura. Le dio la bienvenida, en nombre de la corporación, el entonces director de la academia don Jaime Posada.

EDUARDO SANTA

Licenciado en Derecho por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), donde ejerció la docencia hasta alcanzar el grado de profesor emérito, realizó su posgrado en Ciencias Políticas en la Universidad George Washington (GWU). Asimismo, se especializó en Biblioteconomía en la Universidad de Puerto Rico (UPR) y en Técnicas de Investigación en la Universidad de Columbia (Nueva York).

A lo largo de su trayectoria profesional, ocupó los siguientes cargos: director de la Biblioteca Nacional de Colombia; rector de la Universidad Central de Colombia; secretario académico de la Universidad Nacional de Colombia; director del Departamento de Humanidades de la Universidad Jorge Tadeo Lozano (Bogotá); miembro de número de la Academia Colombiana de Historia; miembro de la Academia de Historia de Bogotá, de la Academia de Historia de la Policía Nacional y de las Sociedades Bolivariana y Santanderista. Además, fue miembro correspondiente de la Real Academia Española; presidente honorario de la Academia de Historia del Tolima; miembro del Instituto de Geografía e Historia con sede en México y de Civilizaciones Diferentes en Bruselas; socio honorario de la Academia de Artes y Letras de Nueva York, y perteneció a varios centros científicos y culturales del continente americano.

Su obra navegó entre el ensayo, la poesía y la novela. Entre sus publicaciones destacan Sonoro zarzal (poemas, 1951); La provincia perdida (relatos, 1951/1957/2007); Sin tierra para morir (novela, 1954/2003); Arrieros y fundadores (1961/1983/1997/2011); Nos duele Colombia (1962); Las diez grietas del sistema (1965); El girasol (novela, 1968); El libro en Colombia (1973); El municipio colombiano (ensayo, 1976); El mundo mágico del libro (ensayo, 1970); El pastor y las estrellas (relatos, 1977); Los espejos del tiempo (cuentos, 1978); ¿Qué pasó el 9 de abril? (ensayo, 1981); López de Mesa y la cultura colombiana (ensayo, 1984); La crisis del humanismo (ensayo, 1986); Cuarto menguante (novela, 1988); Recuerdos de mi aldea (relatos, 1990); El paso de las nubes (poemas, 1995); Las señales de Anteo (novela, 1999); Crónica de un bandido legendario (novela, 2004); Don Quijote por los caminos de América (ensayo, 2005); Rosita Milanta (novela, 2008); El Paraíso de los caballos (2015), y La pipa del capitán (novela, 2017).

En 1982 ganó el Premio Nacional de Literatura. Asimismo, ha recibido varias condecoraciones por su vida y obra, entre las cuales destacan la Gran Orden de la Democracia, otorgada por el Congreso de la República; la Cacique Calarcá, máxima condecoración en Ibagué; la Orden del Cedro, en el Líbano, Tolima, y las Llaves de la Ciudad que la Alcaldía y el Concejo de Ibagué le entregaron en reconocimiento a sus ejecutorias de historiador y escritor, poniendo en alto el nombre de su departamento y de su patria. Además, durante el gobierno de Alberto Lleras Camargo ocupó en el Ministerio de Gobierno la Dirección Nacional de Acción Comunal, la Secretaría General y la Dirección de Territorios Nacionales, y en 2005 fue ganador del Premio de la Universidad de Salamanca (España) en el cuarto centenario de la publicación del Quijote con el ensayo Don Quijote por los caminos de América. En memoria de su autor, compartimos un fragmento de esta obra:

«Señor Creador del Universo. Tú que nos diste a todos los humanos el don de la palabra, para que iluminara los caminos de nuestra existencia, para que rompiera las tinieblas de la incomunicación y la ignorancia, no permitas que muera el último Caballero Andante, que desde hace cuatro siglos agoniza en algún lugar de la Mancha. Aunque don Miguel de Cervantes Saavedra, su creador intelectual, a quien Tú le diste el encargo de ponerlo a vivir por los extensos campos de la literatura, haya decidido darle muerte, vencido por la desolación y la melancolía, tendido sobre las páginas del más famoso de los libros, todos sabemos que aquella fue una muerte de papel y que bien podría incorporarse de nuevo dispuesto a luchar a favor de lo único que puede dignificar la existencia del hombre, que no es otra cosa que su compromiso con la verdad, con la libertad y la justicia».

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