Historia
La Academia Chilena de la Lengua se fundó el 5 de junio de 1885 en la ciudad de Santiago, por iniciativa de dieciocho académicos correspondientes de la Real Academia Española y a semejanza de esta. Figuraban entre ellos su primer director, el escritor y político José Victorino Lastarria; el escritor, filólogo, economista, periodista, político y primer secretario de la institución, Zorobabel Rodríguez —autor del Diccionario de chilenismos publicado en 1875—; el historiador Miguel Luis Amunátegui, y el pedagogo, diplomático e historiador Diego Barros Arana.
Actualmente forman la corporación treinta y seis miembros, cuyas plazas se designan en orden numérico. La escritora Gabriela Mistral (1889-1957) es miembro de número permanente y el papa Juan Pablo II (1920-2005) es miembro de honor.
Sus principales objetivos, según se recoge en su Reglamento, son velar por la pureza y esplendor de la lengua española, contribuir a los trabajos de la Asociación de Academias de la Lengua Española y colaborar con otras instituciones relacionadas con el idioma y la literatura chilena. Dispone de un Departamento de Consultas Idiomáticas.
A lo largo de su historia ha editado numerosas publicaciones. En 1915 apareció el primer Boletín de la Academia Chilena de la Lengua, que ronda ya la centena de números. En 1976 salió a la luz, como resultado de la investigación y el análisis del español de Chile, el Diccionario del habla chilena. En 1985, con motivo de la conmemoración de su primer siglo de vida institucional, inició la edición de Cuadernos del Centenario, en los que se rinde homenaje a los académicos fallecidos e incorpora algunos trabajos especializados. En 1995 comenzó la publicación trimestral de Notas Idiomáticas, con el apoyo de la Comisión Nacional Chilena de Cooperación con la Unesco y con el patrocinio, desde abril de 2005, de la editorial MN. En 2001, a través de un convenio con la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, se dio a conocer el avance del Diccionario de uso del español de Chile (DUECh).
Además, la corporación chilena otorga anualmente cuatro premios: el Premio Academia, con el que se pretende promover la creación literaria al distinguir al autor de la mejor obra publicada en Chile cada año; el Premio Alejandro Silva de la Fuente, que se otorga a un periodista destacado por el buen uso de la lengua en su trabajo; el denominado Alonso de Ercilla, que premia a una persona o institución que haya contribuido de manera notable al conocimiento y difusión de la literatura chilena, y el Premio Doctor Rodolfo Oroz, a los autores de estudios científicos del español.